8/10/07

40 años sin nuestro hermano...


Hoy es, ciertamente (como diría un profesor mío en la facultad) un día especial para todos aquellos que somos o fuimos soñadores, utópicos; aquellos que pensamos y buscamos de las formas que podemos alcanzar una sociedad más igualitaria, más justa, menos segregada, no dogmática, menos salvaje, menos capitalista, más humana para todos, no podemos menos que recordar esta misma fecha como la que, hace ya cuatro décadas que se fue uno (que nos quitaran) de los ideólogos más brillantes, uno de los guerreros más audaces, uno de los escritores (y, por qué no, filosófos) más polémicos del Siglo XX, ese que (increíblemente, me sigue pareciendo) hace rato dejamos atrás. Un ejemplo de lucha, de rebelión siempre justificada, siempre con causa; lamentablemente muchos han comprendido mal su legado, pensando que su paradigma personal indicaba una rebeldía porque sí, estúpida, sin motivos más allá de la esencia misma del anti-dogmatismo (que por supuesto en estos se convierte en un dogmatismo per sé). Este hombre que nació en el seno de una familia adinerada de Rosario, que estudió y se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires allá por los primeros años 50 ('53, sino me falla la memoria), que en el '52 se encaminó por las rutas de nuestro continente visitando todas las diferentes (y en cierta forma, idénticas; siempre similares) realidades de nuestra región sudamericana; un idealista que ni siquiera cuando encontró la felicidad social encarnada en la revolución cubana del '59 se mantuvo quieto, que no le temblaron los labios al criticar tanto a los Estados Unidos como a la Unión Soviética, que decidió continuar con su lucha revolucionaria en otras latitudes, y que fue asesinado como había vivido: siempre rebelde frente a un sistema explotacionista, nunca sumiso frente al poder universal.
Quisiera poder explayarme más acerca de la figura del "Che" Guevara y la importancia que ha tenido y tiene en mi vida y en mi forma de pensar; pero creo que las visiones sobre su vida y su obra serán más claras (y evidentemente, más hermosas) de parte de los muchos artistas que homenajearon su figura y que yo admiro tanto.

Che

Yo tuve un hermano.

No nos vimos nunca, pero no importaba.

Yo tuve un hermano,
que iba por los montes mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz,
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca,
pero no importaba.
Mi hermano despierto,
mientras yo dormía.
Mi hermano mostrándome,
detrás de la noche
su huella elegida.

Julio Cortázar, octubre de 1967.


Hombre

De quererte cantar sufro disnea
bastante más allá de los pulmones.
Tu sombra brilla hoy en la pelea

mayor de la conciencia y las razones.
Por ti canto de pecho,
como el sueño en que giro
y leve, como aún respiro.
Por ti adelanto trecho
a lo que falta en tono

y canto lo que no perdono.

Hombre, hombre y amigo,
aún queda para estar contigo.
Hombre, hombre sin templo
desciende a mi ciudad tu ejemplo.

Supiste cabalgar contra quien odia
desde su torre de odio y exterminio,
pero, en mi parecer, te dio más gloria
el alma que tallaste a tu dominio.
La medicina escasa,
la más insuficiente
es la de remediar la mente.
Y la locura pasa
risueña cuando engaña,
cual odio de la propia entraña.

Hombre sin apellido,
un poco de piedad te pido:
hombre, ay, todavía,
que un tanto más allá está el
día.

De la melena inculta a la calvicie,
del número inicial a lo incontable,
desde la tumba hasta la superficie,
tras breve veinte tan multiplicable
me llega un canto alado
de fiebres de la infancia,
me brota la invención del ansia
y entero y mutilado,
furiosamente a besos,
te doy mi corazón travieso:

Hombre, hombre sin muerte,
la noche respiró tu suerte,
hombre de buen destino,
y hay luces puestas en camino.

Silvio Rodríguez, Silvio, 1991.